Poemas

Ejercicio respiratorio para el ave nocturna

 ha emigrado el ave

porque éste ya no es el espacio de los riquísimos frutos.

 

aquí no hay nada

ni más que el amargo desierto de los otros días;

la luna negra y esta vieja sangre descomunal.

 

en las altas cumbres del amor

ofreciste el fascinante suplicio de tu boca

y una brizna de ternura en el frágil altar de tu pelvis

 

oye, roedor del corazón: háblame de mí,

de tanta ceniza atrapada en mi cuerpo

de tanta espera vacía, del cielo, que no existe.

 

Del libro Los fuegos prometidos

 

Alfredo Luna-

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