-a Mercedes Tranchet-
Al final partió la bruja.
La brujita buena.
Con sus malabares, su ternura y sus dolores…
Ella puso la fecha:
madeja que destejió la luna
hebra por hebra,
entre risa y llanto
jugó a quedarse,
pidió los rostros amados,
los astros deshechos en el llanto de la noche,
galopó temeraria los corceles del alba,
sacudió su lecho
ebrio de amantes clandestinos
y le puso norte a la tormenta de su corazón.
Ya desastrada,
despidió a su ángel cotidiano
y le gritó piedra libre
a la eternidad.
Nora Nani-