Te quiero siempre, te quiero:
desde la funesta noche en que mis ojos te vieron,
fue como un halo de estrella que en mi negro y triste cielo
iluminara mi sino de amarguras todo lleno.
Te quiero siempre, te quiero
aunque desde aquella noche no se bien si estoy viviendo
ya que es tanta la nostalgia de pensar en ti que muero.
Tengo una suerte tan mala, tan negro el destino tengo
que pensé que tu serías en mi vida todo aquello
que esperaba cada noche como ver espera un ciego.
Me hiciste creer a veces me querías por completo,
tan feliz fui con la idea de que fuera cierto esto
que me sentí como un niño que estrena zapatos nuevos.
¡Pero que poco duró la magia de mis ensueños!
Tan pronto me lo decían tus ojos tristes y tiernos
como tu boca negaba lo que me afirmaban ellos.
¿Por qué aquella confusión? ¿Por qué aquel aturdimiento?
¿No era mejor que dejaras lo inútil de todo aquello
a dejar que la tristeza me fuera matando lento?
Por fin te fuiste aquel día dejándome en el infierno
De esta amarga soledad sabiéndote así tan lejos.
¿Qué satánico placer de mirar el sufrimiento!
Me dejaste y te fuiste sin siquiera un hasta luego.
Aún vivo con la esperanza de volver a darte un beso
y decirte de rodillas: Te quiero siempre, te quiero.
Brenda Pino Suárez-