Varea los coirones
la ventolera de abril…
La hojarasca sepulta
las sombras bruñidas de la alameda…
Se enreda el tamarisco
en el duraznillo…
(En el impás), gotas de otoño
caen por los vidrios empañados del invierno,
el canto rodado sonríe
donde se quiebra la ola.
Yacen sobre tu piel en cristales de sal convertidas,
las lágrimas que han encallado en tu morfología dormida;
Un ardid del sol las evapora…
Intencionalmente la aurora le reclama luz al anochecer…
que languidece en un loncomeo,
donde las quebradas tejen sueños
columpiando primaveras color cerezo.
Sigue aún virgen el misterio que me esquiva.
Eternizar lo momentáneo,
en los Campos de Castilla.
Bárbara Himmel- Poemario del sur.