“Si un hombre escucha por la mañana el camino correcto,
puede morir por la tarde sin arrepentimiento”. – Confucio
Cuando llegamos al borde del precipicio
debía empujar a Harry, el ciego,
y cumplir de una vez y para siempre
con su pedido.
Él estaba harto de la indiferencia del mundo
de la burla de la gente
de vivir como un mendigo.
De que el único que leyera sus poemas fuera yo.
Lo abracé, le dije que entendía perfectamente;
lo miré a los ojos
le puse este poema en el bolsillo
y me arrojé.
Textos de El pianista del Black Cat y otros poemas, octubre 2007
Andrés Bohoslavsky –