Virgen del Carmen de Cuyo
fragante rosa temprana,
tus ojos color de cielo,
color cielo tus miradas.
Agua de nieve tus manos,
sinfonía dulce y blanca;
flor de lirio tu mantilla
perfume de rosa y dalia.
Se arrodilló el granadero
vencedor de mil batallas,
semejando esbelto cóndor
en altas cumbres nevadas.
Se reclinó presuroso
con su rosario y su espada,
su rostro mustio, rugoso
por el frío de la escarcha,
un fuego en el corazón
y en la boca una plegaria.
Se arrodilló el granadero
dejando un beso a tus plantas,
rogando tu protección
al despertar la mañana,
Vírgen del Carmen de Cuyo
Mi Patrona y Generala.
Julio César Alvarado-