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Padres en fuga. Escuelas huérfanas

enfugaLas relaciones entre familias y escuela, entre padres, docentes y directivos, pueden constituirse como un espacio hostil –en el cual se pelean incumbencias, funciones, responsabilidades y potestades– o como una zona de confluencia, de cooperación, constructivamente conflictiva.

Imposible establecer una relación significativa y positiva cuando emerge como primer elemento la descalificación mutua. El reconocimiento del otro como interlocutor, aun en la divergencia, es un punto de partida necesario para pensar la convivencia y afrontar el dilema de la participación parental en la escuela.

En épocas de redefinición de las instituciones, de sus roles, funciones y espacios sociales, la tarea de enseñar y aprender a convivir aparece como una prioridad, de la cual familias y escuelas no pueden desentenderse. El ejemplo que familias y escuelas proporcionen, colaborando mutuamente en el cumplimiento de las funciones que les son propias, tiene efectos claros en el proceso de construcción de la ciudadanía y en el desarrollo infantil. (Editorial Noveduc)

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