Caminante sin camino.
Marinero sin mar.
Horizonte sin cielo.
Poesía sin palabras.
Rodeado de nada.
Envuelto en soledades.
Cercado por el silencio.
Hundido en la miseria.
Nadie conoce a nadie.
Nadie quiere saber de nadie.
A nadie le importa nadie.
Soy como ese árbol solo.
Ignorado por todos.
Trenzo sueños.
Entrelazo latidos.
Entretejo suspiros.
Miro a las alturas.
Pero vivo en las bajuras.
Pobre de mí sin un aliento.
Soy tierra nada más.
Vino un ángel y me despertó.
Me rocío una sonrisa.
Me soltó una esperanza.
Pero la vida me dejó un misterio.
Víctor Corcoba Herrero- corcoba@telefonica.net
Pingback: 21 de enero de 2015 : : Cronica Literaria