He gritado tu nombre ¡tantas veces…!
pero mi voz se pierde entre otras voces…
Quizás son esas las voces
que quieres oír, y reconoces.
Porque tú, ya en ausencia permanente convertida,
no contestas mi llamada
que se va transformando en letanía.
No respondes cuando pronuncio tu nombre…
Aún, cuando como un lobo hambriento
aúllo en la oscuridad de la noche.
Pero tú, te sigues alejando…,
perdiéndote, difuminándote en la lejanía;
dejándome atrás, como un simple recuerdo,
aprovechando que a tu favor el viento está soplando.
A veces tengo la suerte de escucharte,
entonces atrapo el sonido de tu voz
en una dimensión mágica del tiempo
y en mi mente te abrazo, te beso, ¡te amo!
Pero tú te callas, y vuelves a esconderte
detrás del silencio, y nuevamente te pierdo.
Jacobo Neruda Unamuno-
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