De qué río interno
de qué íntima
secreta orilla
de qué lejano impulso
vienes
oh voz del canto!
aguardo tu llegada
con los ojos limpios
con las manos renovadas
sin hastío
ni herida
oh indomable canto!
de dónde viene tu dolor
tu dulzura
tu calor sin huella
cómo fluyes en el centro
de mi sangre
como aprietas
mi corazón
mi pie
mi mano
para volar
oh piedra mía!
para volar
como la más leve
la más libre de las aves!
Héctor Raúl Márquez-
Dedicado a todos mis compañeros poetas de la Cronica literaria nuestra, y a Marcelino Alvarado, especialmente.