¿Vives aún las horas de sol enardecido?
¿Aquéllas de plena realidad y ninguna penuria
desgajada e inerte?
El mundo se ofrecía con un distinto idioma
y el miedo se atascaba en un lugar ignoto.
Ahora no existe la certeza de volver a ensoñarte
con ideas propicias pero
como ayer y hasta hoy diversas e imposibles.
Preserva con premura unos pocos segundos
y hazlos bellos y tuyos con verdad en tu alma.
Que se aleje impiadosa con su prisa la vida
y crezca virginal lo que hoy es eterno.
Te sorprende un llamado en esta hora gélida.
No dudes ni demores.
Algo regresa. Abre.
Julio Bepré-