Los dos
esa tarde
y la cornisa
desnudos en las hilachas del pasado
con furia
en las aldabas
gritamos
hasta desgarrar el ocaso
mi pecho apuñalado en tu pecho
los dientes hundidos en la carne
aún siento
el golpe ardiente
de tu brazo en mi cintura
dijiste
que mis pedazos
caerían sobre
los tuyos
y saltamos.
Alicia Perrig-