No me digas que no siento
si en cada rostro curtido
veo pasar los días en silencio.
No me digas que no siento
si en esta Patagonia, a pesar del viento,
se siembra amor y se cosecha paz.
No me digas que no siento
si veo tus manos callosas
por tan duro y rutinario
trabajar.
No me digas que no siento
si esta angustia
que crece en mis adentros
se desvanece cuando te veo amar.
No me digas que no siento
aunque no opine, aunque calle
en un gesto de humildad.
No me digas que no siento
si admiro tu forma de actuar
con tu nobleza, tu fe y tu ternura
un ejemplo sin igual.
Como un espejo de la vida
en que mirarme
caminas conmigo a la par,
no me digas que no siento
y enséñame a ver la realidad.
Rosa Beipregone-
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