Poemas

Hablar en femenino

Con la puesta del sol no es el día lo que concluye
es la jornada de trabajo.
Es la manija de tirar la que cierra la puerta,
sea o no sea el picaporte.
Lo masculino del discurso
se desvanece en lo femenino de la palabra.
El asiento es la silla;
el anochecer, la tardecita;
el muro, la pared.
Si sabemos que el llanto está formado por las lágrimas,
que el cariño apela a las caricias
¿a qué tanto discurso tontamente disfrazado?
si los genitales del hombre, a veces,
también tienen nombres femeninos.
No hace falta dar ejemplos
cuando el habla es la lengua.
Si el velador y la lámpara conviven en el mismo oficio,
si el tema y la canción gozan de la misma música,
si el rostro y la cara ocupan idéntico espacio
¿a qué tanta expropiación?
¡Compañía, ciudadanos, compañía!
El badajo sin la campana sería un machete represor,
un palo de mortero, un pisapapeles sin papel.
Y vayamos concluyendo.
Cuando decimos el mundo ¿estamos refiriéndonos a la Tierra

Rogelio Ramos Signes-

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