Una noche de verano,
tocaste a las puertas
de mi corazón.
Yo te invité a pasar
y al pasar los umbrales
de aquella puerta.
Dejaste mi vida prendada
en tu amor, entre nosotros
nació el más puro y noble de todos
los sentimientos, un amor eterno.
Pero un día te marchaste
y dejaste mi vida en
penumbra y soledad, hoy
al pasar el tiempo, pretendes
un regreso más es;
demasiado tarde para
volver a empezar.
Dulce María Méndez-