III
Mi ángel solía mirarme
con sus ojos de gruyere
mientras comía un peón blanco
Ahora
tras sus anteojos negros
él todo lo encuentra aburrido
excepto el póker y la velocidad
“No me esperes despierta” -dice
al ponerse la campera negra
“Esos amigotes tuyos” -intento
“Alguien los olvidó en la pick-up” –
me ataja
y enciende un habano
en tanto
se ajusta el cinturón con tachas
Un nudo me florece en la garganta
al colocarme las alas
que él ocultó bajo la cama
Otra vez se fue sin casco
Myriam Leal-
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