Nunca Dalia advirtió lo mucho que la amaba/
Dalia era un verso delicado de otoño/
Era ella capaz de hacer gemir /gozosa /
a la alfombra en cada paso que la contuviera/
Pero no se fijó cuanto YO la adoraba//
Nunca supo quién era el que escribía su nombre
en las pareces sucias de su barrio
con un rojo crispado y desnudo de vergüenza/
Nunca se detuvo a leerlos/
Nun-ca/
Jamás escucho el beso misterioso/
que todas las noches golpeaba suave su puerta
inmaculando su adorable recinto nocturno/
Tampoco se detuvo a oler las flores
las mismas que llevan su nombre
las que yo arrojaba en su camino
todas las tardes de regreso a su casa
Nunca Dalia advirtió lo mucho que la amaba/
De haberlo sabido
nunca hubiera dejado que la acompañase aquella noche/
la noche misma en que llevaba/
oculto entre mis ropas/
un cuchillo
Ignacio Saúl-