Poemas

Coche 86 (cap. ll)

En el mismo instante negro en el que la finitud oprimía toda probabilidad de un nuevo acercamiento, la magia de la poesía podía resucitar hasta la más cadavérica imagen que a lo lejos permanecía abatida, como enraizada al cemento que lo vio partir.
Un mensaje escueto, pero prudencialmente redactado le devolvía el alma al cuerpo.
Amaba intensamente, no lo ocultaba.
Estaba allí para reírse del destino;
Estaba allí, para no claudicar; Otro andén, otra terminal, les estaba esperando.
Cómo, dónde, eran ahora parte de su preocupación… En ocasiones la carcomía la ansiedad. Nada debía quedar librado al azar.
No debía perder el tiempo…No deseaba ver que mermara la intensidad del sentimiento mutuo que se tenían. Esa clase de amor que te une a alguien para siempre. Anhelaba prontamente devolverle vida a esos años que con ilusión había ganádole al destino.
Nada había sucedido en vano.
Continuará.


Bárbara Himmel-

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