Poemas

Luz de la sequía

No hay un incendio más fuego

que este viento en el poniente,

por donde el alma lo mire

arde sin pausa la muerte.

 

En la sed del apenado

echa nido la sequía,

el zonda que es viento en llamas

quema la siesta del día.

 

Santiguado va hacia el viento

como la luz de noviembre,

ese terroso ancasteño

poblador del cielo agreste;

la lluvia es sólo recuerdo

del que ve el incendio siempre.

 

Por la luz del apenado

lleva su infierno la tierra,

de pie con la sed ardiendo

crepita un sueño que aterra.

 

Sitiada por la sequía

la lluvia espera sin sombras;

sólo el agua de los ojos

es lluvia de la memoria.

 

Aníbal Albornoz Ávila-

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