Flores perfumadas de naranjos amargos,
avenida de recuerdos de madre y trenes,
paredes enmohecidas y plaza con calesita.
Violín mudo del amado viejo enjuto,
piano de amanecer desangrado.
Buenos Aires: despegaste mi raíz de tu
suelo.
Buenos Aires: te fuiste de mí, me
alejaste de vos.
Te quedaste sin mí. Me dejaste sin vos.
Buenos Aires: te advierto que voy a
lastimarte,
punzarte, insultarte y golpearte…
quiero verte llorar, añorar, suplicar
por andenes solitarios,
esquina vieja de ladrillos con musgo,
mirador de la casona
y pasional costanera
de un río con horizonte.
Voy a surcarte con mi espada,
corriendo entre los barcos
del cuadro de Quinquela.
Voy a volcar tu obelisco,
a dejarlo tendido, gimiendo en el suelo,
queriendo huir por tus venas al mar.
Buenos Aires: te disparo con lágrimas
hasta que sufras mi dolor,
aunque ya no me devuelvas
mis flores perfumadas
de naranjos amargos.
Cecilia Bigetti-