Poemas

Tapices

Los árboles se vuelcan en un río verde, ella nada en el follaje líquido, mientras una fibra de luz le adorna de alegría el pecho, cómo no sabe si mañana habrá otro, lo recibe, se esconde en su tibieza. Ese antiguo juego con el que se aprende a perder y a recuperar. Esconderse y aparecer como el día, como la vida.
Siempre lo nuevo como una joya, resplandeciente y temerosa.
La lluvia dejó sembrada su vereda de pequeñas flores aliladas, por primera vez le ganan a la invasión de todas las publicidades. Guarda en su mirada el tapiz enhebrado de flores caídas, una fiesta de palabras y el dorado ruido del último sol alborotando el pecho.

Cristina Villanueva-

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