Eternos los domingos
consustanciados y sin substancias
incomunicados y con campanas
amarillos por las mañanas
verdosos a la siesta
dorados y azules en los atardeceres.
Ausentes tus manos
ausente tu sonrisa
tu pelo
ausente tu voz
ausente tu ser
en la eternidad del día
eternos los domingos
eternos…
Norma Ataide-
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