Desde la vejez, pregunto todavía
que es la vida, turbión inescrutable
que observo desde un plinto venerable
que me trae su escena cada día;
calibro pasados, efémera logía
que ronda los efluvios insondables,
como si fueren ritos memorables
transitando sobre raudas fantasías;
Mi vida fue algún rol, tapicería
que no acopia la rara orfebrería
de mi pulso, fanfarria de mi suerte;
volaré, insigne Nada, dinastía
de un poeta de túnica sombría.
¡No sabré ni de vida ni de muerte!
Rodolfo Leiro-