Voy a explorar mi pecho conminado
por la duda feroz que me devana;
marcho, ebrio bosón de mi mañana
hacia un puerto tal vez imaginado.
Una duda que hiere mi costado
con pérfido delirio de picana,
como puñal oculto que rebana
el sueño de fervor empecinado.
¿He corrido acaso equivocado
con soneto en lirio desbocado
sin encontrar su boca sonrojada?
¿Encontraré su rostro perfumado
para fundir mi beso de pecado?
¿Acaso en la nada de la Nada?
* Nota de Edición: Último soneto recibido del autor.
Para mi querido amigo, desde este espacio, mi homenaje, mi recuerdo.
Rodolfo Leiro-