Llegué a mi Buenos Aires querido una tarde tan gris
como el propio aluminio del cisne que me llevó;
ninguno de los amigos me esperaba,
ni el de los poemas tan famosos por Internet,
ni la chica de los ojos almendrados,
ni la iguana azul mensual,
ni el invisible Aldo de la pampa,
aunque a lo lejos se oía gritar un tren
pero sin Letras en el Andén
muy cerca del Río de la Plata;
dónde estaban todos, quién me trajo a aquí,
por qué éste restaurante se llama Clo Clo,
yo era un hombre más cansado de un viaje largo
tan cansado como los enterrados de Montparnasse,
en mi vida nunca había recordado a mis amigos como ahora,
aunque con tantos poemas bajo el brazo
para mí la poesía es otra novia
y no esta desconocida que me viró la cara;
vivimos en un mundo virtual,
respiramos aire virtual,
nos amamos virtualmente,
pero ya estoy aquí
y éste es mi Buenos Aires querido,
ahora sé por qué el cronopio de Cortazar
no está enterrado aquí sino en París,
son 13 millones para un solo ángel,
Volverá a esperar al Cisne gris
Para que me lleve de regreso.
Leonardo Zapata-