Para decir tu nombre
no necesito palabras.
La célula, el latido,
la memoria
están llenos de ti.
Cada partícula de piel
lleva grabada tu impronta.
Con el fulgor sagrado
del deseo
paladeo tu ausencia.
Porque el encuentro
te nombrará sin tregua
entre los pliegues sedientos
de mi cuerpo.
Cris Fernández-