Verás,
el sol brilla en el cielo sin nubes
y yo estoy negro y duro como un carbón,
la gente camina por los bulevares,
detrás de no sé qué,
van apurados,
a no sé dónde,
yo estoy sentado,
comiendo mi sándwich
y tomando mi vino,
con mi oscuridad tormentosa
como un tornado
al cual nadie se quiere acercar,
luzco mi traje sucio y apolillado,
ya no hay tintoreros
que arremetan contra mis pelusas,
las calles brillan,
bajo un cielo celeste en su inmensidad,
yo voy con mi oscuridad
y los veo
y huelo el aceite quemado de sus autos
y el de sus corazones,
tomaré el autobús hacia el oeste,
en mi barrio nadie me saluda,
miran de reojo,
me temen por desconocido,
me ven como un pobre diablo embrujado,
yo ya probé mi bocado de hoy,
la tierra brilla,
todo es oro en el día,
yo me preparo
para tragarme un libro de mentiras
más piadosas que la Biblia.
Martín Ojeda-
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