Desnudo quedó el rosal
de flores de terciopelo,
con pétalos que emulaban
la llama de la pasión.
En él se instaló el invierno,
no llegarán primaveras
que con savia renovada
le devuelvan el vigor.
Ahora es tan solo un zarzal
que abandonó el jardinero
porque el hielo del olvido
hasta el rescoldo apagó,
y sus ramas solo espinas
impúdicas le ofrecían,
sin las rosas que emularan
la llama de la pasión.
José Criado Lesmes-