Seguramente, si los niños pudieran…
detendrían el mundo con una sola mano…
saltarían muy alto y se bajarían…
correrían muy rápido hacia alguna esquina…
pararían la luna también con una mano…
darían otro enorme salto y se subirían…
vivirían para siempre allí intentando construir un mundo tan diferente!
Conozco niños que eligen vivir en la luna a su manera…
pero claro, eso las personas grandes tampoco lo comprenden.
Érica Faerman-