Le pediré a la esperanza
que me autorice la risa
para poder ser feliz.
Atrás se quedó esa magia
de la infancia que viví,
cerró su puerta dorada
dejando tristeza en mi.
La madrugada traviesa,
fría, húmeda y hostil
me ha besado la mejilla
para burlarse de mí.
Me levanté de la cama
organizando añoranzas
que quedaron atrapadas
en el pasado sin mí.
La madrugada está fría,
una vez más pienso en ti.
Cruel sorpresa es la energía
que me queda acumulada
para entregársela al fin.
Es el destino tramposo,
te da todo y un buen día
te lo quita sin pedir.
Clara Luz Hernández-