Poemas

La puerta dorada

Le pediré a la esperanza

que me autorice la risa

para poder ser feliz.

 

Atrás se quedó esa magia

de la infancia que viví,

cerró su puerta dorada

dejando tristeza en mi.

 

La madrugada traviesa,

fría, húmeda y hostil

me ha besado la mejilla

para burlarse de mí.

 

Me levanté de la cama

organizando añoranzas

que quedaron atrapadas

en el pasado sin mí.

La madrugada está fría,

una vez más pienso en ti.

 

Cruel sorpresa es la energía

que me queda acumulada

para entregársela al fin.

 

Es el destino tramposo,

te da todo y un buen día

te lo quita sin pedir.

 

Clara Luz Hernández-

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