Incógnito estás allí debajo,
en el enigma
volcán seductor de tiempos.
Conexión a madre, agua madre.
Ojal de un deseo.
Sin huesos ni ataduras,
deslumbras entre pelusas y visitas
los dedos de vez en cuando.
Pero; tu ombligo mujer,
ese centro de la tierra
Pachamama y milagro.
Agrandas tu fronda en los nueve
increíbles meses de lunas y suspiros.
Fragor de una lucha para tantas luchas.
Todo un universo sin banderías.
Distintas vueltas,
pezón o nido.
Otra mitad del cuerpo
suspendido en esa cuna boreal de tu vientre.
Centro de preguntas, oído sin vueltas.
Órbita del destino,
caracol sin cal
ni zumbido.
Desde allí, el legado de lazos y cuerdas,
nieto, hijo, sobrino, padre,
blanco nativo, africano, musulmán, hebreo.
Indio aborigen, de todos somos
somos
iguales del ombligo
que es tierra, sólo tierra y tiempo.
Ricardo Mastrizzo-