El armonioso eco de tu voz,
convirtiese en música viva,
y quien lo sabe, solo Dios,
hace que yo hoy te escriba.
Y me atreva a decirte vida mía,
cuanto es lo que yo te quiero,
a ofrecerte el alma mía,
junto a este amor sincero.
Más duro castigo que vivo,
tenerte tan cerca y tan lejos,
amarte sin ser correspondido,
amarte así y a lo lejos.
Cuan hermosa eres que deslumbras,
la luz de la naturaleza,
dejando así en penumbras,
su más preciada belleza.
Y en mi es que trastocas,
con tu tan sola presencia,
volviendo estas ansias locas,
mi amor por ti y su esencia.
Volved a mí esos labios tuyos,
delicados, dulces, de ensueño,
volved a mí los ojos tuyos,
no dejes morir este sueño.
No dejes morir a mí ante todo,
que tan solo amarte deseo,
y si aún no encuentro modo,
lo hallo cuando te veo.
Héctor Pando Sánchez-