Hoy me senté a la orilla del mar,
a recordar el paisaje de otros tiempos
que jamás pude olvidar.
Con tristeza y melancolía
recordaba el lugar donde nací.
Tenía otri color y costumbres
y toda mi familia que me hacía feliz.
No tardé en asimilar la nueva vida
como muchos inmigrantes que arribaron
buscando un lugar tranquilo
para poder vivir con esperanza.
Para suerte de Comodoro,
la gente que se iba sumando
venía con mucho ánimo a trabajar
y aportaba ideas de progreso general.
Nosotros, los jóvenes en evolución,
con muchas ganas de estudiar y trabajar,
aportamos con entusiasmo y respeto
nuestra colaboración.
Nos encantaba observar el progreso
en todos los órdenes. El orgullo
de los que aportaban sabiduría, ideas,
trabajo, esfuerzo y fe para progresar.
También tuvieron que luchar
con los que siempre criticaban las conquistas
pero poco o nada
hicieron para avanzar.
Pero en Comodoro siempre se trabajó
con esperanza y voluntad, y los resultados
están a la vista, gracias a los que
nunca abandonaron esa lucha colosal.
Los que somos ya de la tercera edad,
que vimos crecer con esfuerzo esta ciudad,
nos sentimos tan felices y orgullosos
de haber hecho algo en bien de la misma
y para toda la comunidad.
Patagónicos comodorense, ejemplo de sacrificio
y lealtad; hermanos ejemplares de razas y bondad.
Además de dar sus vida como agradecimiento
por lo que se les permitió hacer…
a todo Chubut hizo renacer.
Eugenio Zacharko-