Hoy vi tu cara hermosa
y tal vez un día digamos que hoy pasó,
que sólo te vi y nada más,
que fuimos un rayo perdido en la tormenta,
un poco de luz en plena oscuridad,
llevabas como siempre
tu mirada distraída,
como cada vez que terminabas de fumar,
y tu pelo como más me gusta a mí,
sin tus gafas de sol
que te ocultaban tibiamente,
ahora es de noche
y no se dónde estás,
sos un tornillo flojo en mi cabeza,
que hace juego con mi enfermedad,
a tu lado casi entro al hall de la eternidad,
que es como tocar el cielo impalpable,
como sentir el aire,
muchos me envidian
por haberte robado algo,
abren sus bocas
y despliegan sus malas lenguas,
inyectan veneno en mi sangre,
de verdad que adoraba besarte
y bien sabemos que no podía parar,
eras para mí un ángel,
que ahora veo caer desde el cielo,
como un meteoro.
Martín Ojeda-
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