Con el alma cubierta por un cuerpo y una máscara, o varias
deambulo por este puerto, gris y horrible como todos los del este
pensando en alguien, como una especie de mamushka
que contiene una persona dentro de otra y otra y otra
al fin de cuentas, quien inventó esa muñeca
debió tener una idea parecida
lo que quizás no supo, es que en nosotros el número tiende al infinito
como un lienzo con capas superpuestas que sólo muestra la última
una sonrisa que encubre el odio
un torturador mimetizado en buen vecino
un texto que oculta algo
así vamos por la vida
disfrazados… camaleónicos… agazapados
todos impostores.
El ruido de un coche doblando en el muelle me distrae
y hace que mis pensamientos se desvanezcan
intento volver sobre ellos, pero ya no puedo
el mundo parece ser otro, no el mismo que segundos atrás
ni siquiera recuerdo el nombre de quien ocupaba mi cabeza
o como llegué hasta acá.
En unas horas subiré al barco y dejaré este lugar
lo que hace la nostalgia no siempre es volvernos tristes.
Andrés Bohoslavsky-