Poemas

De pronto

No, no está obligado a entrar en el estío.

Tampoco volver a su mirada antigua,

y menos negar la nostalgia debida

a ese enigma que aloja

la razón que persistió en los años.

 

Sí, pero debe insistir y así arribar

al fulgor que guardan los espacios,

aun con ese idioma despojado

que aparece después de un parpadeo.

 

Pero ¿persiste aquello que realzó la vida

y luego se deshizo en el centro del alma

para sólo dejar las quejas de su rastro?

 

Impávida se queda la redondez

de tanta lejanía.

Impávido la pide cuando

el asombro tiembla en un mirar

de insoportable olvido.

 

Un siglo, decenios, un año, esta vida

se ocultaron marchitos

y él quedó en el instante

ignorándolo todo.

 

Hoy el mar lo embelesa.

El oleaje lo atrae.

Así posible fue vislumbrar lo perdido.

 

Del libro Al mar dejo esta voz

Julio Bepré-

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