la fe, antorcha de bruma y veneno se desploma
en el olor dulce de la carne y rueda por la noche
y no puedo sostenerla;
es mi pan equivocado de perro gritando
su desconsuelo entre los escombros del insomnio
y las palabras se me pegan como vaho.
se dilata mi agonía y el aire me retuerce
cuando esos mulos calientes echan baldazos
semen sacrílego en los niños y se santiguan por ti y por mí;
el aire se me retuerce y arden vísceras cuando nadie sabe
cuando nadie quiere saber del fuego donde se evaporan
devastadas el amor y la soledad
las formidables amazonas del cielo y del infierno.
todo sacramento tiene un pecado a su medida y
yo, este escozor de plegarias que nombran lo que odio
y no puedo más la vida.
Alfredo Luna-