Poemas

La casa del silencio

pronto, la luz comienza a irse de la ventana, ella no lo piensa dos veces y acaricia el vidrio que congela su mano. Limpia el último aliento. Sabe que él necesita una mano cálida, pero esa intimidad le resulta lejana y hasta indiferente. Muriel echa un vistazo a la proyección holográfica del soldado que se marcha y la esposa que espera.
Congelar no tiene que ver con esa escena, al menos en este caso, tampoco se trata de helar el líquido de sus ojos para que sonría ante una frase ocurrente. Congelar, dicho del frío es dañarle los tejidos y especialmente producir la necrosis, aunque se quede parado al lado de la puerta y la mire con esa mirada que ella conoce de antemano. Han crecido y la casa no hace ruido.

Congelar es tratar de detener este proceso por tiempo indefinido.

 

Del libro El Placar de Muriel

Mónica Cazón-

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