Argentar en cansancio
sobre las manecillas del muro
como si fuese un gesto quicial
que revela
el latido robado por el sol.
En el reverso de la piedra
habitan las cuatro estaciones.
No lancemos los párpados
al mar
la perfección del olvido
está repujada
con un concierto de armaduras.
Ser peregrino de si mismo
es la propia alquimia
del Ser.
La última memoria
solo es una hogaza de pan.
Luis Ángel Marín Ibáñez-