partes de la noche arrojadas en la arena
como olas mis huesos mi carne aún
cuando de Clara no hay estrella ni foto
y ella dónde ella juega
y cuánto de mí a un costado
delirante quizá inútilmente al extremo despedazándome
mientras Marisí es cierta novel
y única luz del cielo tanta luna creciente
que hube traicionado
para que amanezca mar entre mis dedos
Orlando Valdez-