Cuando venza esta
árida timidez
de ripio bajo la ducha
y me seque el cuerpo
de tanta trifulca de colección.
Cuando reasuma
la hora que mutiló mi vacío
sabrás porqué no llegué a tu boca.
Te diré entonces
que hundas en mi mano
tu bronca de improperios
catorce años de soledad,
un beso de ascensor,
una mirada
y me digas:
¡Mi cuerpo te espera!
aun no te pertenece
puedes entrar.
Raúl Pérez Arias-