Poemas

El fuego

Camina sobre la gruesa alfombra carmesí. Tiene puestas unas medias de lana en los pies descalzos. Se sienta en cuclillas, cerca del fuego, y se queda allí. Horas y horas que se desprenden como la piel del verano.
Siente el calor en los ojos. Saborea el ardor de las lenguas que besan los leños, y deja a los leños que abrasen su cuerpo, que lo incendien. Se retuerce de dolor al principio, pero luego ya no siente nada y permanece dentro de las llamas, hasta desintegrarse.
Hasta volver a la montaña y ser tótem, tribu, piedra, presa de la cacería.
El viento sopla y esparce las cenizas.

 

Norma Etcheverry-

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