En aquél minuto
tu hermosura de aventura,
el beso de tus manos
escribe con dos alas imparables,
oh misterio enguantado de las estatuas
que aletean los párpados,
que miran tan lejos del orgullo de sus llagas,
hoy has vuelto santamente en el milagro pasional
como a una extraña que hospedar
en el seso de tanto pulir sin causa,
porque cuando pareces lograda te vas,
vuelves tu cabeza hacia adentro
donde vivimos cosidos,
tú en el azar
yo en mi propia garganta,
otra vez desde lejos
pidiéndote emoción palpitante,
poesía.
Leonardo Zapata-