Ando por la vida,
buscando querellas;
ya que me ha traicionado,
la mujer más bella.
¡Malahaya mi mala estrella!
Voy por las calles,
con paso violento;
no quedándome quieto,
ni un solo momento.
¡Vaya tanguero cuento!
Me hago preguntas,
y no obtengo respuestas.
Tengo clavado en el pecho,
una pena muy cierta.
¡Sólo soy una sombra incierta!
Yo confié en ella.
Le proporcioné,
puras cosas buenas;
y le habría dado mi vida entera,
sin regatearla siquiera.
Pero aposté en ciego afán,
y sin ningún recato;
a una ingrata;
a una coqueta;
a una mala pebeta.
Estuve yo loco,
por esa bella mujer;
pero la realidad cruenta,
siempre se encarga,
de hacernos pagar la cuenta.
El mundo a todos nos coloca,
en un sitio determinado,
a mi me tocó estar,
en el peor lado;
en el lugar equivocado.
Por eso me siento enojada;
vivo desesperado;
vivo triste y amargado;
vivo ceñudo y hosco.
¡Tengo un motivo: lo reconozco!
José Luis Pons Jordá-