Cuando te busqué en mis sueños,
no encontré tus ojos,
cuando te busqué en mis deseos,
no encontré tus labios,
cuando quise recordar tu olor
la brisa olía a campo deshojado.
Cuando quise acariciarte,
no estaba en tu cuerpo,
ni tu faz, ni tu esbozo,
ni la miel que vertía de tus ojos,
no estaba tu silueta ni el perfume
que llenaba mis antojos.
Cuando quise seguir mi camino de tu mano,
estaba solo el ocaso,
estaba solo la estela de que alguien iba a mi lado,
estaban solo las líneas de momentos
que habían hecho tus pasos.
Cuando quise hablarte,
un silencio sordo, respondió a mis espaldas,
una voz recóndita y parlante
llegó a mis oídos, tarde;
y cuando quise oírte
se acabaron tus palabras.
Cuando quise sonreírte,
en frente de mí había una esfinge
y mi sonrisa llegó hasta el horizonte
y por encima de tus latidos yertos,
sentí la brisa de los confines a mis pies.
Benny Onisso-