Esas cartas ocres de tiempo,
cartas que ordenan los silencios,
con vidas
de los otros
pero sin mí
o con mi posdata,
en las que no me leeré
ni me leerán,
cartas en blanco
llenas de palabras,
de enmarcadas ausencias
en retratos también ocres,
cartas sin muertos,
no hay muertos en las cartas,
la muerte no existe,
está en otro universo
no en el universo de las cartas.
Sólo las cartas están muertas.
Norah Scarpa Filsinger-