Recogimos la pobreza en un otoño caído
entre hojas en blanco y versos que tejían
su germinal sustancia.
Niña dormida con su estrella terrestre,
habitante descalza de la noche más triste.
De tu brazo y el mío conoció la casa
y en nuestro amor cereal su lugar en la mesa,
la vastedad de las manos donde sentirse digna.
La llamamos poesía porque es hija del pueblo,
porque tiene los ojos profundos como el agua.
Campana ingobernable, oh encendida rosa
la llamamos poesía porque en sus entrañas
el pan más brillante no tiene precio.
Anda por el mundo en su estrella terrestre,
calla en cada casa con un silencio duro,
acuna el sol verde que habrá de parir la primavera.
Del libro Explicaciones con mar y otros elementos
Gabriel Impaglione-