Poemas

Elogio del vino

El vino, compañeros, viene del amor

del trabajo y la tierra.

 

Es hijo del sumo torrente del planeta.

Ay viento mineral

luz victoriosa que sube desde el humus

hasta ensanchar el tiempo

en el racimo.

 

Es el mar florecido de auroras

en la copa brillante del encuentro.

 

El vino, mis amigos, viene del amor

del trabajo y la tierra.

 

Las gotas de la vida se reunieron

como madres acunando el canto

para que una ronda de muchachas

lo dé a luz en la vendimia.

 

Es zumo de la risa y la palabra.

 

Ay sangre de los surcos,

sudor de los sueños.

Las manos en el brote

el brote en el oficio

del corazón más puro de las generaciones.

 

Maravilla de la tarde en las hileras,

ternura recostada en cada cesto.

Ay retazo de luna,

canción distribuida.

 

Eco de los hombres en el rito

que llena de rubíes a los pueblos.

Piel de la montaña.

 

El vino compañeros, viene del amor

del trabajo y la tierra.

 

Certeza de la savia, es decir sabiduría

de la infinita corriente del alba,

esencia que libera los himnos y las
llamas,

minuciosa marcha subterránea

que alza hacia las copas

espumosa bandera constelada.

 

Respuesta de los dioses

a las interrogaciones implacables.

 

Espíritu universal que late en la madera

y corre como un río por la historia,

de mano en mano y de mesa en mesa,

como una música.

 

Aire de las celebraciones.

Latido solar que nos hermana.

Lo llevo a mi boca como la mujer que amo.

Consagra la hora y la poesía.

 

El vino compañeros viene del amor

del trabajo y la tierra.

 

Gabriel Impaglione-

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