Poemas

Dispersión

Pasarán mis palabras

como el quejido de los gatos pequeños que comen las raíces de la lluvia,

que es preferible ahogarlos –según dicen- antes que pasen a mayores.

Pasarán mis palabras, Señor, y no cambiará el mundo.

No seré más libre,

ni habrá menos lugares vacíos desde siempre.

Pasarán como el agua por los vidrios,

aunque queden después sucios y opacos

como el río de mi ciudad,

que de tan solo

sólo tiene una orilla.

Y si llegan a desprenderse mis palabras,

de mí sólo quedará

la forma de mi boca

en un callado grito.

Toda totalidad se habrá perdido.

A nadie le importará comprender.

Si tengo suerte, alguno levantará un fragmento

de mi rompecabezas

para hacerlo jugar en otros marcos, cambiándole el valor.

La eternidad del que escribe

es esa ráfaga de otoño.

 

Isabel Llorca Bosco-

 

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