polvos ofrecidos
a la vida, a la muerte
a las tijeras.
Atravesados
por la hora secular
de un amanecer.
agazapados en la sangre,
en el hueco
de un paseo a cualquier hora,
en cualquier calle,
entre los árboles,
los cafés, las librerías,
al acecho
en cualquier tramo,
reprimidos
o escupiendo su so
de cadenas rotas.
Manifestados en el grito
de recreo, de miedo,
de incendio, de voracidad,
de acto perpetrado
y no resuelto,
abriéndose paso,
avasallantes o exiguos
para desencadenar
el instante
esperado, perdido,
demorado, fugaz
Vencido.
Alicia Pastore-